Marte, un planeta fascinante repleto de naves espaciales

Desde el comienzo, el color rojizo de Marte inquietó a los hombres que miraban al cielo. Quizás recordando el brillo maligno de la sangre, le pusieron el nombre del dios romano de la guerra, y muchos años después las lunas que le acompañan completaron este homenaje a la guerra llevando los nombres del miedo (Fobos) y el pánico (Deimos). Quizás uno de los responsables de que Marte fuera fascinante durante decenios fue el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli (quien le da su nombre al módulo de la ESA que aterrizará hoy). En 1877 observó que había líneas brillantes y oscuras en la superficie del planeta rojo (a las que llamó «canali»). Él nunca sugirió que hubieran sido creados por alienígenas, pero la cultura popular les atribuyó la naturaleza de sistemas de irrigación marcianos, hasta que ya en el siglo XX se concluyó que no eran más que ilusiones ópticas. La exploración contemporánea de Marte comenzó en serio en plena guerra fría. En la década de los sesenta la Unión Soviética y Estados Unidos competían por explorar el planeta rojo al mismo tiempo que luchaban por poner su bandera en la Luna (hito logrado en 1969). (Cronología completa de las misiones a Marte aquí). En teoría, los soviéticos comenzaron antes su conquista del planeta rojo, pero lo cierto es que no llegaron a la altura de los Estados Unidos. Después del lanzamiento fallido de las Marsnk I y II en octubre de 1960, la Sputnik 22 fracasó en su intento de pasar por las cercanías del planeta rojo. En poco más de dos años, los soviéticos acumularon cinco misiones fallidas. Los estadounidenses tampoco comenzaron bien. La Mariner 3 de la recién creada NASA (fundada por el héroe del desembarco de Normandía, el presidente Eisenhower, en 1958) fracasó en 1964, cuando ya estaba en el espacio en camino al planeta rojo. Sonda Mariner 3, la hermana de la primera que tuvo éxito en explorar Marte, la Mariner 4- NASA Pero el próximo intento se convirtió en la primera misión exitosa a Marte. En octubre de 1964, la Mariner 4 logró extraer más de cinco millones de bits de información y las primeras imágenes de la superficie marciana tomada desde las proximidades. Resultaron ser muy similares al aburrido panorama de cráteres de la Luna, pero se puede decir que inauguraron una nueva era en la exploración espacial. Imagen tomada por la Mariner 4, en 1964- NASA En los próximos años se sucedieron los fracasos soviéticos y los éxitos de los Estados Unidos en el envío de naves capaces de pasar por las cercanías de Marte (los llamados «flybys») y a partir de la Mariner 9, en 1971, de las naves capaces de orbitar. Justo en ese momento los soviéticos tuvieron la oportunidad de ponerse a la altura de la odiosa NASA, ya que su nave Mars 2 logró orbitar más de 300 veces el planeta rojo. Por desgracia, las tormentas de polvo echaron al traste con algunos de los objetivos de la misión. En todo caso, al final de esta etapa los científicos comenzaron a tener datos más detallados de la topografía marciana, de la gravedad, la temperatura y los campos magnéticos. Las múltiples imágenes tomadas revelaron cada vez más detalles de la superficie marciana, y comenzó a resultar evidente que en el pasado el planeta rojo estuvo cubierto de agua líquida en superficie y canales. El 28 de mayo de 1971 los soviéticos lograron tocar la superficie de Marte de forma controlada. La misión Mars 3 logró hacer aterrizar un módulo con éxito, (provisto de paracaídas y retrocohetes), pero perdieron contacto con él tan solo 20 segundos después. Pero lo cierto es que solo unos días antes, el 19 de mayo de 1971, los soviéticos fueron los primeros en tocar Marte. Lo malo es que su aterrizador se estrelló contra la superficie, totalmente fuera de control. En 1973 los soviéticos siguieron tratando de poner en órbita sus naves, sin éxito, y el próximo hito llegó en 1975, de manos de su enemigo capitalista. El 20 de agosto entró en órbita la nave Viking I, y el 9 de septiembre aterrizó la Viking II. El orbitador tomó un famoso «selfie» en el que se veía la superficie de Marte, y ayudó a analizar la composición y la estructura de la superficie y atmósfera marcianas. Pero además, buscó por primera vez evidencias de vida en el planeta rojo. Durante un tiempo, se pensó incluso que lo había logrado, pero finalmente se aceptó, con decepción, que sus resultados eran negativos. Imagen tomada por la Viking II en 1975- NASA Con la decadencia de la Unión Soviética, y el armatoste agotado y sin baterías de la Viking II durmiendo en la superficie del planeta rojo, la carrera espacial por Marte entró en hibernación. En 1988 los soviéticos mandaron dos orbitadores a la luna marciana Fobos, donde lograron tomar algunas imágenes y fracasaron en el aterrizaje, pero no fue hasta 1992 cuando la NASA intentó sacarle partido a sus dólares en Marte. La Mars Observer entró en órbita, pero enseguida se perdió el contacto con ella. Ya el 7 de noviembre de 1996, un nuevo orbitador comenzó a analizar en profundidad al planeta rojo. La Mars Global Surveyor lo hizo durante siete años. Después del fracaso de la ya rusa y no soviética Mars 96, el próximo hito fue alcanzado por la Mars Pathfinder, una nave que logró plantar una pequeña base de operaciones y mover un rover de exploración, el Sojourner. Réplicas en tamaño real de los principales rovers de la NASA. Con el paso de los años aumentó su tamaño y potencia. A la izquierda el Opportunity, debajo el Sojurner de la Pathinder, y a la derecha el Curiosity- NASA Después de este éxito, comenzó una nueva y breve «era oscura» en la que se sucedieron los fracasos: fracasó la misión japonesa Nozomi (1998) , y en 1999 las estadounidenses Mars Climate Orbiter, la Mars Polar Lander y la Deep Space 2, cuyo objetivo pionero era perforar el subsuelo de Marte. En 2001 comenzó una era dorada de la exploración de Marte con orbitadores. Comenzaron a trabajar el 2001 Mars Odyssey (2001) y la Mars Express (2003), la primera sonda enviada al planeta rojo por la Agencia Espacial Europea (ESA), pero los europeos fracasaron en su intento de hacer operar un rover de exploración, el Beagle. Le siguieron varias misiones exitosas de la NASA, encabezadas por la del rover Spirit y los orbitadores Opportunity (MER-B) (2003) y Mars Reconnaisance Orbiter (2005). De hecho, estas dos últimas siguen funcionando a día de hoy. La futurista misión Mars2020, la última misión robótica anunciada de momento antes de la exploración humana de marte- NASA La Phoenix de la NASA logró aterrizar en 2007 y en 2011 fracasaron la china Yinghuo-1 y la rusa Fobos-Grunt. Pero en 2011 la NASA hizo aterrizar al exitoso rover Curiosity, y en 2013 envió al orbitador MAVEN. Por su parte, India se sumó a la carrera por Marte con su misión Mars Orbiter Mission. Si todo va bien, la agencia espacial europea se sumará a esta larga lucha por extraer los secretos de Marte, cuando la misión ExoMars 2016 logre poner un orbitador a explorar los gases traza de la atmósfera de Marte y un aterrizador, el módulo Schiaparelli, aterrice para poner a punto unos paracaidas y retrocohetes que la Agencia Espacial Europea espera usar en 2020 para hacer aterrizar un gran rover de exploración más moderno y potente que el americano Curiosity. Ya en 2020, se lanzará la Mars2020 de la NASA. Aún está por ver si se promoverán misiones de exploración que traigan muestras de Marte a la Tierra o perforen el subsuelo, una zona donde se acumula agua en superficie y sería más probable encontrar vida. En teoría, ya en el año 2030 los humanos podrían estar pisando la superficie del planeta rojo.


Fuente: ABC Ciencia
Enlace: http://sevilla.abc.es/ciencia/abci-marte-planeta-fascinante-repleto-naves-espaciales-201610182209_noticia.html

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