He probado Sea of Thieves y me lo he pasado en grande, pero sigue despertándome demasiadas dudas

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El pasado enero me arrancaba a escribir sobre uno de los juegos que más esperaba para 2017, el aspirante a joya de Rare, ‘Sea of Thieves’. El mismo miedo y emoción que reflejaba en ese texto es exactamente igual que el que tengo ahora, después de haberlo probado. Veo mucho potencial en esta historia de piratas multijugador, pero me sigue generando dudas.

Entre ellas, la de qué ofrecerá ‘Sea of Thieves’ además de todas esas risas y locuras que parece atesorar. Llevamos mucho tiempo viendo cómo se juega y sabemos más o menos qué es lo que podremos hacer en él, pero la falta de novedades jugosas y explicaciones sobre lo que está por venir en la versión final me hace recordar otro proyecto similar: el primer ‘Destiny’.

Misma ambición, ¿mismos problemas?

No es que sean hijos separados al nacer, es que ambos han nacido en lugares completamente opuestos del mundo. Sin embargo ambos comparten aspectos como apuntar muy alto, estar centrado en que lo disfrutemos con amigos y contar con una destacable repetición de objetivos.

Si en el primer ‘Destiny’ el objetivo era mejorar nuestro personaje al máximo consiguiendo el mejor loot para lo que estaba por llegar en forma de nuevas aventuras DLC, en ‘Sea of Thieves’ el objetivo es conseguir el dinero y tesoros suficientes para mejorar nuestro personaje, sus armas o el barco que llevamos.

¿Preparándonos para qué? Asumimos que también para lo que está por llegar, ya sea en forma de aventuras dentro de la versión inicial, ampliaciones vía descarga gratuita o expansiones vendidas con micropagos. Pero los planes de Rare son un completo misterio y, con ello aún sin desvelarse, es inevitable tener miedo a que lo ocurrido con el juego de Bungie vuelva a suceder aquí.

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Al fin y al cabo lo que se nos ha dado a probar y conocer hasta el momento tiene mucho que ver con el citado juego, salvo que en este caso la repetición de objetivos se centra en comandar una tripulación, buscar un tesoro, venderlo para obtener ganancias, mejorar nuestros atuendos o estadísticas y volver a empezar.

Jugar con amigos marca la diferencia

Ese era exactamente el objetivo de la demo probada hace unos días en Xbox One X, donde me pude juntar con varios periodistas para intentar desenterrar un tesoro en una isla perdida. Allí ocurrió lo que muchos antes que yo han relatado sobre cómo el juego cambia cuando no lo estás jugando con amigos, le faltaba chispa.

Los chistes con conocidos o, peor aún, completos desconocidos, tienen menos gracia, la coordinación y el despliegue de roles es más complicado, la persecución de objetivos puede no ser la misma y, en definitiva, que te dejen tirado en el mar tras haber caído del barco por emborracharte, te sienta como una patada en el culo en vez de explotar en un mar de risotadas.

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Sin embargo sé que juntándome con amigos, teniendo a Alex, Jarkendia o cualquier otro miembro de VidaExtra en el barco, toda esa situación va a ser completamente distinta. Que ‘Sea of Thieves’ tiene herramientas suficientes para tenernos entretenidos en aquellas tardes que el cuerpo te pide desconectar y que, y eso lo presumo más que lo afirmo, Rare no va a tirar por la borda todo el trabajo realizado sin un plan a gran escala detrás.

Lo que me fascina y asusta de Sea of Thieves

De ‘Sea of Thieves’ me fascina esa necesidad de comunicación entre compañeros, que no haya un HUD que te indique dónde ir y sea un compañero el que, mirando el mapa del camarote, te avise de que la izquierda a la que debes girar es la otra. También que todos tengan un rol que cumplir, ya sea controlando las velas, el timón o preparando los cañones para la batalla que se avecina.

Me gusta que conseguir tesoros no se limite a llegar a una isla y desenterrar en una X dibujada en un mapa, que cada una de las localizaciones sea un puzle a solucionar entre todos a base de ingenio y brújula. Me encanta su estilo desenfadado, su variedad de opciones para hacer el idiota y, sobre todo, me tienen enamorado sus olas. No era broma cuando lo vimos, el mar de ‘Sea of Thieves’ es una maravilla espectacular.

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No me gusta tanto su sistema de combate, a base de pistolas que ni de lejos ofrecen las sensaciones del juego con el que lo comparábamos unas líneas más arriba. No digo que tenga que ser así, pero tanto eso como las luchas de espada merecen un buen repaso, más contundencia y un poco de profundidad.

Pero de todo ello, lo que menos me gusta, es que siendo el juego exclusivo más prometedor de Xbox One que tenemos en el horizonte, y después de cuatro años de desarrollo, aún no sepa a qué atenerme con ‘Sea of Thieves’. ¿La broma me va a durar más de un mes por mucha calma que le ponga? ¿Va a tener un objetivo todo lo que haga? ¿Se acabaran las risas cuando hagamos la misma búsqueda del tesoro 10 veces? Sólo espero que cada una de esas respuestas acabe confirmándome lo que ya espero, que ‘Sea of Thieves’ sea el juego que sí o sí debo tener si quiero pasar un buen rato con mis amigos en Xbox One.

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Fuente: Vidaextra
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